A lo
largo de este año, y con extraña intensidad en la última mitad, nos han ido
dejado celebridades que tal vez no conociéramos en persona, pero que sin lugar
a dudas más de una habrá dejado huella en nuestros corazones. Hablo de Steve Jobs, Elizabeth
Taylor, Marco Simoncelli, Dennis Ritchie, Henry Cooper, Peter Falk… Y me
dejo muchos más en el tintero.
Pero esta entrada no está escrita debido a su muerte, sino a
la de otro ser, que no es cercano, pero que si que era una persona a la que
conocía. Hacia donde quiero arrastrar esta conversación es al pensamiento que
no hace falta conocer en demasía o tener exceso de confianza para sentir
tristeza por la muerte.
La muerte ha estado siempre ahí, y citando a Steve Jobs: “La
muerte es el mejor invento de la vida”. Todos tenemos miedo a la muerte, quien
lo niegue debe ser un necio. Y la perspectiva que tenemos de la vida cambia si
la comparamos con la muerte. Nada es más importante que nuestros seres
queridos: familiares, amigos, parejas. Y sé que si alguno de ellos se fuera… No
es fácil hablar de estas cosas asique corto aquí.
Pero antes debo hacer mención a una famosa frase que habla
de la muerte como un símbolo. Trasladando el ideal que cuando muramos, iremos
tranquilos y en paz. La frase es dicha por un compañero y amigo a un guerrero
cuando la muerte se cierne sobre ambos:
No. El viaje no concluye aquí. La muerte es otro sendero que recorreremos todos. El velo gris de este mundo se levanta y todo se convierte en plateado cristal. Es entonces cuando se ve... La blanca orilla, y más allá la inmensa campiña verde tendida ante un fugaz amanecer.Gandalf el Blanco
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