Me siento abatido. Cansado. Desanimado. Aburrido. Pesado. Es menester avisar al lector que esta entrada es un aglutinamiento de ideas que pasan a día de hoy por mi mente, y que, si espera escuchar algún tipo de alegoría al ser humano o una novedad tecnológica, esta no es su entrada. No.
Hace tiempo cree este blog con la idea de plasmar en él ciertas ideas que pasaban por mi cabeza. Inquietudes tal vez. Lo cree con la idea de moverme, realizar tareas alucinantes y compartirlas. Hoy, un año y siete días más tarde me siento estancado. No hay nada ahí fuera que despierte mi curiosidad, intelectualmente hablando, claro. Soy consciente que existen tal cantidad de tareas estimulantes que podría pasar una vida humana, o incluso mil, y no haber realizado ni una millonésima parte de ellas. Leer la Divina Comedia, escuchar algún álbum de The Beatle, montar un notificador gigante para Twitter con una placa de Arduino, adquirir un título de doblador de películas, montar un coche por radiocontrol, escribir una novela de crímenes, diseñar un nuevo tipo de aplicación para dispositivos móviles... La lista es eterna, y probablemente, recursiva en si misma.
Pero el caso es que, tengo la sensación que me he quedado estancado en un lugar alejado de toda genialidad. En un punto de no retorno que no me permite moverme, y que al mismo tiempo, me erosiona el alma. Tengo la sensación de que si no salgo de ese punto pronto me quedaré allí, irremediablemente, para siempre.
Puede que todo esto lo origine la falta de actividad. Normal. Acostumbrado a 13 asignaturas por curso, con trabajo parcial por las tardes/noches. Este año el número de asignaturas baja a 6 y me sobra espacio, demasiado espacio que desaprovecho en breves descansos. No quiero descansos ahora. Me hago mayor y hay trenes que solo pasan una vez. Y si quieres que vuelvan a pasar, debes saltar a las vías, pero a veces no frenan.
Nuestro tiempo es limitado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario